miércoles, 21 de mayo de 2014



Querer

Ella quiere una taza llena de tazas y fantasmas

de las lesbianas del siglo pasado; Yo quiero

un impecable apartamento, un ordenador rápido. Ella quiere un hogar

tres cuerdas de ceniza, un hacha; Yo quiero

un hornillo de gas limpio. Ella quiere una hilera de tarros:

avena, cilantro, aceite virgen;

No quiero guardar nada. Ella quiere frasquitos de perfume,

ropa de cama, de bebé, libros de recuerdos. Ella quiere las reuniones

de Wellesley. Yo quiero la reluciente tarima, la reflexión

del río. Ella quiere las gambas, el sudor y la sal;

Ella quiere chocolate. Yo quiero un raku,

de arroz cocinado al vapor. Ella quiere cabras,

pollitos, niñitos. Llantos y lactancia. Yo quiero

que el viento refrescante del río limpie las habitaciones.

Ella quiere cumpleaños, teatros, banderas, peonias.

Yo quiero palabras como láseres. Ella quiere la ternura

de una madre. El tacto anciano del río.

Yo quiero una mujer de ingenio rápido como una raposa.

Ella está en su ciudad, paseando

con el perro, escuchando el tañir de las campanas del viento, pensando

en los doce años de querer, aparte y a la vez.

Nos hemos besado todo el fin de semana; queremos

alejarnos cientos de millas e intentarlo de nuevo.

Joan Larkin

Tr. del inglés.


Eileen Agar



lunes, 19 de mayo de 2014



Reunión

Justo cuando se transforma sí mismo , El final de la eternidad lo transforma.

Mallarme


En el fonógrafo, la voz

de una mujer ya muerta hace tres

décadas , que canta sobre un hombre

que podría obligarla a la nada.

Sobre la mesa, dos frágiles

copas de vino negro ,

una botella envuelta en su toalla.

Es esa habitación, la

reservada en cada ciudad , es

como lo recuerdo : la cama, un haz

de luz lunar y las almohadas .

Mis uñas, picotazos de luz

sobre tus muslos .

El hedor de la escalera de incendios.

Las colillas de cigarrillos húmedos

Aplastados uno tras otro.

Cómo observé que venía la mañana

mientras dormías , más como mi niñito

que un hombre diez años mayor .

¿Cómo se sienten mis pechos , años

más tarde, las lenguas que susurran

en mi vestido, algunas tuyas , algunas

de otros hombres?

Desde entonces , siempre he

despertado primero , he aprendido

a dejar la cama sin ser

vista y he permanecido

en los lavabos , limpiándome el aceite

y la sal de la piel,

mirando cómo el agua se comba

entre mis manos .

He conservado todo lo

que me susurraste aquella vez .

Lo recuerdo ahora que te veo

una vez más, cómo tanta ternura

pudimos acuñar entre una escalera

y un arresto , o cómo fue ,

cómo lo sigue siendo , en la voz

de una mujer que canta sobre un hombre

que podría obligarla a la nada



Carolyn Forche

Tr. del inglés

Vivian Maier








sábado, 17 de mayo de 2014

Arquitectura desfigurada


Caminé a través de la naturaleza

hasta lo sucesivo. Los niños

corren en la sombra sin supervisión.

Las fuentes del siglo pasado aprenden

a no decir mentiras. El riesgo

es identificarse con solo un elemento desde

la propia muerte,

pero en el aire estival alrededor

de cada pensamiento, algo

se construye y se esquiva. Vas

a través de un arco

y no es el arco,

solo el infinito de la forma,

la curva de la curva del devenir,

una frase rastrea

el aporcelanado alivio del futuro.

Como otros vestidos como

otros que suponíamos

que conoceríamos. Los ciudadanos caminaban

aquí sin decepción, al no ver

ni estatuas ni palacios

de once ejes, pacientes

en el sinsentido del calor.



Brenda Hillman.
Tr. del inglés

Solano Benítez

jueves, 15 de mayo de 2014

Sin título] 


MI ABUELA tiene las manos en el mismo sitio que yo,
al final de los brazos.
Se las mira con calma.
Tienen algunas manchas y restos de tierra.

Su falda negra forma pliegues raros, diría que vegetales,
llegan casi a tocar el suelo.
Pienso que si lo tocasen tal vez germinarían.
¡Imaginad una corregüela de pliegues negros!

¡Pliegues vegetales! ¡negros pliegues!
¡tejidos de pliegues! ¡senderos plegados!
¡creciendo por todas partes! ¡pliegues!

Los pliegues de la falda negra son un final.
Dicen en su nueva forma de corregüela negra:
“Aquí termina un luto”.

La falda se aleja del suelo unos centímetros.
El luto nunca toca la tierra.
Las manos de mi abuela sí la tocan.
Desde el final del brazo tocan la tierra,
la surcan, la remueven con todos los dedos,
con todas las manchas.

Aunque tengo las manos en el mismo sitio que mi abuela,
al final de los brazos;
no puedo tocar la tierra de la misma forma,
no puedo surcarla ni removerla.

Me temo que tampoco puedo colgarme un luto
y dejarlo a unos centímetros del suelo.
No podría hacer que se quedase ahí suspendido,
ni hacerlo callar.
Mi luto se escurriría quejumbroso
queriendo embadurnar el mundo
con la punta negra de su nariz.


Teresa Soto

/kollwitz

domingo, 11 de mayo de 2014




Poema XI


Lágrima que despoja mi tesón, oscuro germinar de la insistencia.


Sé que los árboles reviven, que el viento abre sus fauces y se inunda, que el fuego se destiñe en su prisión.


Debajo de la noche, una jauría corre veloz a sus cuarteles: entonces yo te amo.


En la fertilidad aúllas, crujes, abres sonidos llenos de quebranto y hasta el silencio asciendes.


Un funeral de luz cruza tu cuerpo.








Benjamín León







.


John Armstrong

lunes, 5 de mayo de 2014

de nosotros depende la posiblidad de seguir generando herramientas creativas...

Queridos amigos y amigas de El Cuaderno:
Dos años y medio y 56 números después, ha llegado el momento de plantearse definitivamente el futuro de la revista, pero esta vez con solo dos alternativas por delante: el cierre o la suscripción anual de sus lectores. De todos modos, nos gustaría decir algo antes. Si quieres ir al grano, puedes saltar desde el final de este párrafo hasta donde pone “Y ahí vamos”. Aunque preferiríamos que no.
Un poco de autobiografía
Como probablemente sabrás, El Cuaderno ha seguido un camino azaroso: empezamos como suplemento semanal (8 páginas) del diario La Voz de Asturias. Tras el cierre del mismo, y sin su soporte económico, decidimos proseguir como publicación independiente y gratuita tanto en digital como en papel, adaptando formato y periodicidad hasta llegar a la actual revista mensual de 32 páginas integrada como suplemento mensual de cultura del diario digital www.asturias24.es.
Durante estos dos años y medio, Ediciones Trea ha aportado el impulso y la mayor parte del capital que han sustentado un proyecto que no hubiera sido posible sin los muchísimos colaboradores con que ha contado El Cuaderno. No sólo han satisfecho con creces los objetivos de calidad conceptual y literaria, rigor, flexibilidad y atractivo que buscamos desde el primer número, sino que lo han hecho —desde los miembros del consejo editorial hasta el último firmante— con una generosidad abrumadora, sin cobrar ni un céntimo desde que, cerrado el diario La Voz de Asturias, les planteamos que su sola contraprestación sería la mera satisfacción de participar en el proyecto o de escribir y ver publicados sus textos con el mayor decoro y respeto de los que hemos sido capaces.
Contamos durante un tiempo con colaboración pública en concepto de publicidad de sus programaciones culturales institucionales, que decidimos resolver, no mediante la mecánica inserción de anuncios o publirreportajes, sino elaborando contenidos exclusivos y de calidad que rentabilizasen en términos de efectiva promoción de la cultura el dinero público que para ello llegó a nuestro proyecto. Estamos particularmente satisfechos del modo en que se plasmó esa colaboración que, lamentablemente, no se ha mantenido este año.
En los últimos meses, por tanto, hemos capeado la edición de El Cuaderno con recursos propios y minúsculas aportaciones publicitarias, pero en la pésima y larga coyuntura económica que soporta nuestro país, la editorial no puede permitirse ya seguir acumulando unas pérdidas que serían irresponsables desde el punto de vista empresarial e irrazonables desde el punto de vista del simple sentido común. Al fin y al cabo, estamos hablando de una revista cultural, nada menos. Pero nada más.
Por ello, hace un par de números nos vimos obligados a renunciar a esa gratuidad que mantuvimos mientras fue posible. El precio —3€ por ejemplar; 30€ para una suscripción de 12 números— ni siquiera estaba pensado para cubrir gastos; solo para hacer las pérdidas tolerables.


Ahí vamos
Desde el primer número, se nos ha hecho saber de mil maneras que El Cuaderno gusta a sus lectores. A algunos, incluso mucho. Ese sido un acicate de primer orden para nosotros, una aportación en energía intangible, pero efectiva, al proyecto. Por desgracia, ya no es suficiente con eso. Hace falta energía algo más cuantificable, contante y sonante.
Calculamos que nos bastaría con cubrir una campaña de suscripciones con unos 500 compromisos (30€ anuales como suscripción a 12 números; 60 € para suscripciones fuera de España) para seguir adelante. El problema es que tendría que ser ya. Si a fecha del 31 de mayo no hemos reunido ese mínimo de suscripciones, El Cuaderno no podrá seguir adelante y su número 56 habrá sido nuestra despedida. No nos queda más remedio que dejar la pelota en el tejado del lector. No se trata de reclamar un esfuerzo que no tenemos derecho a pedir, sino de solicitar un compromiso activo para seguir haciendo juntos algo que merece la pena (si es que el 31 de mayo constatamos que merece la pena). Si finalmente no se cubre dicha expectativa, no se efectuará el cobro de las suscripciones tramitadas. Solamente se efectuará una vez confirmada la cifra que nos permita seguir adelante.
Si en esa fecha El Cuaderno sigue siendo posible, nosotros seguiremos exactamente igual que hasta ahora con todo el proceso de edición, difusión digital y distribución en papel. Tú, como lector, pondrías 30€ al año, es decir, 2,50€ al mes. La ganancia es El Cuaderno mismo, lo único que nos repartimos todos.

Juan Carlos Gea y Jaime Priede
Coordinadores de El Cuaderno.



Aquí tenéis su impecable y necesario trabajo a lo largo de 56 números



 http://elcuadernoculturaldelavoz.blogspot.com.es/


AUSENCIA

Apenas un rasguño en el tiempo
tu ausencia y ya derivo.
Un pestañeo desde mi silla
es una búsqueda sin patrón,
desequilibrio que sacude hombros,
el asalto al sereno
con los ojos del laberinto
para robarle una ruta;
círculo que deshace
el anzuelo cuando anhela
alcanzar el vórtice;
la llave, al fin,
que sobrevivió a su cerradura
y no descansa
hasta morir.

Milagros López


Jasper Johns

jueves, 1 de mayo de 2014

hija: hoy
que te brotaron setas en la boca
háblale en pequeño al magnífico mundo
sin llegar al grito
casi susurrando
a pesar de las molestias
como quien no sabe
ni quiere
guardar un secreto
a voces



Gsus Bonilla


Loretta Lux




martes, 29 de abril de 2014

Je ne suis pas prisonnier de ma raison. 

Arthur Rimbaud 





Azul granate casi blanco, 
casi efigie, casi ninfa de Crimea por los trópicos del polvo aduanero. 
                                                                           Suave como la materia huérfana más erizada. 
El azul es el animal más peligroso que existe. Avance, avance, barroco: 
coral que rasgas la noche, 
el mar lagrimando la huella de los cisnes, 
la cal envejecida en las cejas del paisaje, las constelaciones. 
                                                                             Íbamos tatuados tal que náyades modernos 
a la partida vertiginosa de un solemne eco escotado de vida. 


José María Banús.



Sigmar Polke












domingo, 27 de abril de 2014

XII

Oh, father, tell me, are you weeping?
Nick Cave

Oh padre, dime, ¿estás llorando? Acabaré
yo mismo la labor que empezaste,
                                                       acabaré
conmigo sin que el pulso
me tiemble, al levantarse contra mí
toda tu fuerza sea al fin
lograda y hecha nueva
revertida en mis hijos
que no sabrán de nuestra ruina,
libres al fin de esta cadena
que conmigo termina,
                                  ahora y siempre,
y sirva de barrera;
lindes de un mundo, padre,
que te estoy construyendo.

                                                                                                             José Óscar López


Jane and Louise Wilson 

VII

Porque amo el plástico, el vinilo,
la vida que reside,  con su complejidad,
brillante e inservible en ese tiempo opaco
que brilla cuando quiere el usuario;
que gira con un tiempo 
que ya está sucediendo.

El ruido extraño de la vida cuando queda
registrada en el sueño y el gramófono
de mi curiosidad malsana
introduce la aguja entre sus surcos.


José Óscar López


Richard Hamilton


viernes, 25 de abril de 2014

TALLER DE COSTURA

¿Quién me encajó a la medida de este abrigo
que habla en la noche y gime al bies?
¿Quién me cosió a la brújula sin norte
y me dio un patrón para aprender a morir?

Estiro los brazos y enrosco
esa bombilla.
La luz es mínima,
centellean mis piernas.

Hoy vivo en un vestido de luciérnaga
que cubre de almidón mi sombra.


María García Zambrano


Dora Salazar


Inutilidad de la poesía

Es inútil creerse
un ser imprescindible,
una elegida,
tocada por la musa,
la escriba de algún dios.

No es asunto la lírica
que nos dé beneficios:
cerrar alguna herida,
saber de dónde vienes,
reconocer la luz...

Y poco más.

María García Zambrano.

Susana Botana




miércoles, 23 de abril de 2014


EL NÚMERO IMAGINARIO

La montaña que permanece cuando el universo es destruido
no es grande y no es pequeña.
¿Grande y pequeño son

categorías comparativas, y algo a lo que
podría la montaña que permanece ser comparada cuando
el universo es destruido?

El conocimiento observa y se remansa.
El alma trepa por los pedregales.
El alma,

como la raíz cuadrada de menos uno,
es una imposibilidad que tiene sus empleos.


Vijay Seshadri.
Tr. del inglés


Richard Goldsworthy

sábado, 19 de abril de 2014

TEIMA DO ANIMALBICHO

Pudo ser que viniese para adentrarse en el laberinto
Marchitarse dentro como una orquidea blanca
Y nunca más salir
Y nunca más ser hallada, jamás hallada?
Cetácea milohos detrás de la ventana
Por alá chega un barco...
Oh¡

(Alfama, Beco do_________, nº38, 4º andar)


Gertrude Abercrombie








SONETO DO ANIMALBICHO


Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola

Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola

Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola

Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola
Solasolasolasolasolasola



Maite Dono

jueves, 17 de abril de 2014







A Ana Gorría

Sobre hierbas rojas
reposan los gorriones de su vuelo.

Cantan por dentro para el sueño mío.
No sopla el viento no huele a nieve.

En mi cabeza reclinada
juega una niña
que no teme a los silencios.

Gracias por la amable y hospitalaria caricia del desconocido.